Volver

COLUMNA DE OPINIÓN Incendios Forestales, un importante aprendizaje para abordar los futuros desafíos ambientales de la región.

Un intenso sistema sinóptico de alta presión, es el factor meteorológico directo de gran escala que explica en gran medida las temperaturas extremas, los cielos despejados, la baja humedad y el escaso viento superficial, observados entre el 2 al 4 de febrero, sobre el territorio de Aysén, y que fue la antesala de los grandes incendios que asolan la región este mes. Las altas temperaturas, con máximas horarias superiores a los 33 grados celcius, y la escasa humedad ambiental, favorecieron el desecamiento de la materia orgánica -árboles y matorrales- lo que incrementó la cantidad de combustible disponible. Esta mezcla -alta temperatura y disponibilidad de combustible- son dos de los elementos naturales requeridos para la formación del fuego. Lamentablemente el tercer factor, la llama inicial, es generalmente aportada por el hombre, ya sea de manera involuntaria o voluntaria.

Es así como el 4 de febrero y en sectores cercanos a las Capillas de Mármol, en la cuenca del Lago General Carrera y en los ríos Colonia y Baker, en la comuna de Cochrane, pobladores locales y autoridades fueron alertados por el inicio de dos incendios, los cuales alcanzaron grandes magnitudes territoriales. De esta manera, los sistemas satelitales de alerta temprana global, que están especialmente diseñados para registrar anomalías térmicas y otros fenómenos naturales extremos, comenzaron a transmitir las primeras imágenes del incendio que se estaba desarrollando en Aysén. Estas imágenes, más el análisis de los modelos meteorológicos globales, las estaciones meteorológicas en superficie y los reportes de pobladores y autoridades locales, fueron procesadas y analizadas en tiempo real por los técnicos e investigadores del Laboratorio Ecoclimático y retransmitidas a las autoridades competentes (ONEMI), permitiéndoles contar con la mejor información disponible para la toma de decisiones.

Cabe mencionar que actualmente el Laboratorio ECO-Climático regional corresponde a un trabajo mancomunado entre distintos organismos públicos y privados, centros de investigación y universidades con presencia en la región, que buscan mediante el uso del conocimiento científico, empírico e instrumental existente, abordar problemas ambientales críticos. Para lograr dicho objetivo, se trabaja con información generada por diversas plataformas satelitales pertenecientes a las agencias europeas y norteamericanas, modelos de análisis globales y locales, acceso a supercomputadoras para la ejecución de dichos modelos e instrumental de monitoreo regional, entre otras herramientas.

A nuestro juicio, estos instrumentos, más la coordinación adecuada entre organismos científicos, aparatos gubernamentales y la comunidad local, permitirá abordar de mejor forma, situaciones como los incendios forestales, u otros eventos relacionados con el cambio climático venidero; eventos que lamentablemente podrían ser cada vez más frecuentes, según el panel intergubernamental de expertos para el cambio climático (IPCC). Por este motivos, dentro los objetivos para el 2019, está el implementar un innovador sistema de comunicación que permita distribuir de manera directa y en tiempo real la información científica-técnica generada por el Laboratorio y dar apoyo a la formación de la población a través de herramientas que le permitan experimentar los cambios ambientales que estamos viviendo.

Sin duda, dentro de todo lo negativo que significa perder un invaluable ecosistema natural, estas experiencias abordadas de una manera colaborativa, sistemática y crítica, permitirán ser una guía que nos ayudará a enfrentar los desafíos que tendremos como región en un escenario de clima cambiante.

 

Luis Gómez Parada. Meteorólogo Laboratorio Eco-Climático de Aysén, CIEP-UACH.

Lic. Ciencias Ambientales. Ms en Meteorología y Climatología.

Compartir artículo

Volver